La historia comienza en una reunión de
ex-compañeros de clase que habían sido amigos en la
escuela. Ahí empiezan a contar como van sus vidas, tanto
profesionalmente como personalmente y los cambios que han ido experimentando.
Uno de ellos comenta que hace un tiempo oyó una fábula que le ayudo mucho
para poder adaptarse a los cambios que se estaban produciendo en su
empresa. La fábula se llamaba ¿Quién se ha llevado mi
queso? Al ver el interés de sus compañeros, se dispone a contarla.
Hace mucho tiempo, en un país muy lejano vivían en un
laberinto cuatro pequeños personajes. Dos de ellos eran ratones. Se
llamaban Fisgón y Escurridizo. Los otros dos eran liliputienses
(Haw y Hem), seres pequeños como los ratones pero con una capacidad
mental similar a los humanos.
Todas las mañanas recorrían el laberinto en busca de queso,
para poder alimentarse y ser felices. Los ratones utilizaban su instinto
mientras que los liliputienses empleaban su capacidad de decisión.
Buscaron por muchos días en lugares desconocidos,
pero después encontraron un depósito repleto de queso, denominado
depósito de Queso Q. Para estar más cerca del queso instalaron sus
viviendas cerca del depósito. Todas las mañanas caminaban hacia el depósito y
allí comían de todas clases de queso.
Continuaron con su rutina hasta que un día llegaron y no
encontraron nada de queso. Los ratones, sin pensárselo dos veces, salieron
rápidamente en busca de queso por el laberinto. Los liliputienses quedaron
impactados. Sin saber qué hacer, decidieron esperar a que el queso regresaría
al lugar. Pero los días pasaron y no hubo ningún cambio, ya estaban
desesperados y hambrientos.
Hem decía que había que esperar en el depósito
de Queso Q, a que todo volviera a ser como antes,
pero Haw pensó que el queso no volvería y había que adaptarse a la
nueva situación. Intentó convencer a su compañero de que lo mejor era volver a
salir al laberinto en busca de nuevo queso. Pero Hem no
accedió. Haw se marchó solo a buscar queso.
Al principio sintió miedo y en muchos momentos deseó volver.
Pero siguió hacia delante. Durante la búsqueda, dibujaba en las paredes
mensajes donde se vislumbraban reflexiones y sensaciones que experimentaba.
Dejó los miedos y temores a un lado y, no sin problemas, encontró un nuevo depósito,
llamado depósito de Queso N.
Allí encontró a los dos roedores, que habían llegado
antes. Haw se dio cuenta que hay que adaptarse a los cambios, que pueden
producirse repentinamente. Para ello hay que estar preparado y no acomodarse.
Que todos los cambios son buenos y siempre se dan por algo. También deseó que su amigo Hem leyera sus
reflexiones y encontrara el camino.
Una vez acabada la narración, todos los amigos coinciden en
lo interesante que ha sido y se identifican con los diferentes personajes.
Además intentan establecer una similitud a los diferentes aspectos de sus
vidas.
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